María Teresa Aldea, licenciada en Filosofía y Letras, ayuda a profundizar en el Evangelio del Domingo XXI del Tiempo Ordinario, 25 de agosto de 2019, con este comentario.
La puerta estrecha
En el evangelio de este domingo san Lucas nos presenta a Jesús en su camino hacia Jerusalén, anunciando la salvación que Dios nos ofrece a todos, como muestra de su amor misericordioso. Ante una pregunta malintencionada... “¿son pocos los que se salven?” Jesús no la responde y se centra en el “como” utilizando una metáfora: “la puerta estrecha” ¿Qué nos quiere decir? Jesús nos está pidiendo, que nuestra adhesión a su mensaje de amor sea fuerte, porque el seguimiento de Jesús no es fácil, tiene exigencias, nos pide una conversión desde la raíz y una coherencia de vida, basada en el mandamiento nuevo que nos ha dado: “Amaos unos a otros como yo os he amado”. En radicalidad (desde la raíz): mirar y adorar la Cruz de Jesús desde lo hondo de nuestro corazón, dando gracias por su entrega. Con coherencia: nuestra vida tiene que ser un testimonio agradecido a ese amor, que nos debe llevar a ver a Jesús en cada persona, en cada hermano que está a nuestro lado.
Jesucristo nos ha dicho: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, las exigencias del auténtico seguimiento de Jesús nos llevan a renunciar a todo aquello que nos aparta de Él, de su camino, a seguir la verdad, alejándonos de los engaños del mundo y de los que nosotros mismos nos creamos y así, recibiremos el regalo de la vida en Dios.
La puerta es estrecha pero está abierta a todos, la salvación es siempre iniciativa de Dios, si tomamos la opción por Jesucristo, el Señor nos pide disponibilidad para que su gracia actúe en nosotros, aceptando las exigencias de su mensaje y colaborando en nuestra salvación.
PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA