El profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, José Francisco del Corral, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo XII del Tiempo Ordinario.
Dios ha estado grande
Todo en Juan el Bautista es obra de Dios. Su nacimiento era humanamente imposible, porque sus padres eran de edad avanzada y su madre estéril (Lc 1,7). Además, Zacarías no creyó al ángel Gabriel cuando le anunció que Isabel le daría un hijo, por eso quedó mudo hasta que nació el niño. La misericordia y el poder ilimitado de Dios vencieron la imposibilidad de los padres para concebir y la duda de Zacarías, porque el niño había de cumplir una misión.
El ángel también comunicó a Zacarías el nombre que Dios había elegido para el niño: Juan. En hebreo es “Yohannan”: “el Señor ha hecho gracia”. ¿La de que Zacarías e Isabel tuvieran un hijo? Sí, en parte, porque Isabel es felicitada por la gran misericordia que el Señor había hecho con ella. Pero la gracia que el Señor ha hecho va más allá de sus padres, pues el nombre de Juan, dado por Dios al niño, encierra una profecía: con el Bautista se pone en marcha la era mesiánica, anunciándola y preparándola él con su bautismo de conversión para el perdón de los pecados (Lc 3,3). La celebración del nacimiento del Bautista nos recuerda que el Señor también ha hecho gracia con nosotros, porque el Mesías que el Bautista anunció, ya glorificado, nos da la gracia de llegar a ser hijos de Dios (Jn 1,12) y la vida eterna (Jn 3,16). También la mano de Dios, que estuvo con Juan, continúa en su Iglesia, para que pueda llevar el Evangelio a las naciones.
PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA.