El sacerdote Antonio Aguilera, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo X del Tiempo Ordinario.
Somos familia de Jesús
Jesús va curando y expulsando demonios, y en esos milagros se muestra su poder de Hijo de Dios. Ante ese hacer el bien, hay dos reacciones: - La del pueblo sencillo y llano, que ve en ello la llegada del Reino de Dios. - La de los “escribas venidos de Jerusalén” (los entendidos oficiales, enemigos de Jesús), que atribuían esto al poder de Satanás: así lo defienden y lo difunden .
Jesús rechaza la interpretación de los escribas: les invita a acercarse y les muestra con unas comparaciones que lo que él hace es una señal evidente de la ruina del dominio de Satanás. Es que ha llegado uno que es más fuerte que Satanás, y le quita su poder. (El “protoevangelio” se está cumpliendo: 1ª lectura, Gn 3,15). Negarse a ver esa evidencia, negarse a creer en esos milagros y en esas curaciones, cerrarse a la misericordia de Dios, que clarísimamente está haciendo el bien y perdonando, eso es “blasfemar contra el Espíritu Santo”: es “el pecado contra el Espíritu Santo”, imperdonable porque uno se niega a recibir el perdón. Pero, por suerte, hay otros que no son como aquellos escribas ni como quienes difundían que Jesús estaba loco: son “mi madre y mis hermanos”, que Jesús identifica con “el que hace la voluntad de Dios”. En esta ampliación de su familia que hace Jesús, cabemos perfectamente tú y yo, cada uno de nosotros: basta con que hagamos la voluntad de Dios, basta con que no veamos en Jesús uno que no está en sus cabales sino uno que es el Hijo de Dios y nos dejemos llevar, curar y perdonar por Él.
PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA