Los pobres, custodia de Cristo. Fano
El sacerdote Alejandro Pérez Verdugo, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el evangelio de la Solemnidad del Santísimo Corpus Christi.
En el Corpus celebramos a la Eucaristía en la misma Eucaristía.
Dios hace una alianza donde ya no se necesita la sangre de animales, que expresaba una promesa de vida, sino que, ahora, la misma vida es la alianza. Cada vez que celebramos la Eucaristía renovamos nuestro compromiso de amor con quien ha derramado su vida por amor.
Celebramos que Jesucristo es nuestra novedad permanente para un mundo que vive en la apatía del “no hay nada que hacer”, mientras otro mundo vive en el desasosiego del “está todo por hacer”.
Este es el día del Corpus en que los cristianos tenemos la oportunidad más real de decirle al mundo que nuestra competencia no es como la de este mundo, sino que se visualiza en quién ama más, comparte más, quién dedica más tiempo a los enfermos, a los pobres, quién “hace más Cáritas”, quién ora más, quién se preocupa más del “tercer mundo”, quién da más esperanza, quién escucha más… y al final no queremos fama, ni honores, sino levantar todos a un tiempo la copa de la salvación.
Un cáliz levantado no con nuestras manos, sino con nuestro tiempo, alegría, oración, testimonio… Ésta es nuestra vida derramada en santidad que se une a la sangre de Cristo.
Así es la nueva alianza: alianza para siempre y siempre renovada cuando amamos; y, en comunión con la Iglesia, nos alimentamos de la Eucaristía en la Eucaristía, nos alimentamos del pan de vida y del cáliz de salvación.
PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA.