Cuando Él nos explica las Escrituras, todo recobra sentido. Fano
La periodista y estudiante de Ciencias Religiosas, Encarni Llamas, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo III de Pascua, 15 de abril de 2018.
El cristiano no es un profeta de desgracias
¡Feliz Pascua de Resurrección! es nuestro saludo pascual, porque tenemos motivos para desearnos felicidad pues, como el papa Francisco nos ha recordado en varias ocasiones, «el cristiano no es un profeta de desgracias».
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón?», nos dice Jesús en el evangelio de hoy. Como aquellos discípulos, también nos dejamos llevar por el desconsuelo, por las estadísticas y los malos resultados pero, el Evangelio no acaba en la sepultura, donde la piedra colocada en la puerta había cerrado también los tres años vividos con el Maestro.
«Cuando el cielo está nublado, es una bendición quien sabe hablar del sol», nos dice el Papa, «el verdadero cristiano es así: no triste y amargado, sino convencido, por la fuerza de la Resurrección, de que ningún mal es infinito, ninguna noche es sin fin, ningún hombre está definitivamente equivocado, ningún odio es invencible por el amor».
¡Jesús ha resucitado! Y es la fuerza de la Resurrección la que nos impulsa. Los cristianos «somos personas que propagan esperanza con su modo de acoger, de sonreír, de amar. Sobre todo de amar: porque la fuerza de la Resurrección hace a los cristianos capaces de amar incluso cuando el amor parece haber perdido sus razones», nos vuelve a recordar el Papa.
¡Anunciemos la alegría de la Pascua!
PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA.