"DIOS ME CONOCE, CONOCE DE MÍ CADA CABELLO. FANO
José L. Bellón, párroco de Alozaina, Tolox y Casarabonela, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo XII del Tiempo Ordinario.
Mi oración se dirige a ti, Dios mío
Gracias Señor Jesús porque nos enseñas que el alma no se puede matar. Pero lo que está claro es que si cuidamos la salud de nuestro cuerpo, hemos de mimar necesariamente la salud de nuestra alma con la medicina del Cielo: la oración, donde el Señor nos escucha con su gran bondad. No es nada extraño que al rezar nos preguntemos si somos o no escuchados.
Hay que dirigir bien nuestra oración hacía Dios, la Virgen o los santos son por eso canales hacia la única fuente de gracia que es Dios. Nosotros contamos con la Palabra del Señor y su verdad que nos llena de la mayor de las certezas: Cristo Jesús nunca nos abandona. Cambia entonces la oración del que en su angustia pide ayuda, del que en su enfermedad pide salud, del que necesita respuesta para saber qué camino elegir.
Porque al rezar es necesario parar y escuchar: no tengas miedo porque hasta los pelos de tu cabeza están contados. Siempre somos escuchados. No hay condiciones para el amor de Dios. No tenemos que tener vergüenza de rezar al Señor, ponernos de su parte, en casa o en nuestro ambiente de vida familiar y amigos, somos misioneros bendiciendo la mesa, cogiendo de la mano para orar con alguien cuando despertamos o al ir al descanso, o cuando pasa algo que no sabemos cómo terminará. Cuánto bien nos hace tener un detalle de amor a nuestro Maestro Jesús a lo largo del día. No callemos, seamos ese altavoz de Dios, sin temor, Él está de nuestra parte, Él cuida de la vida de los pobres.
PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA.