7.2.20

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO

Fano: Tengamos las Manos Unidas de generación en generación para ser sal y luz del mundo.

El sacerdote del Opus Dei Ignacio Fornés ayuda a profundizar en el evangelio de este domingo.

La vida es dura. Cierto. Pero el problema, pienso yo, es que esa dureza impide a la gente vivirla. Para eso estás tú. Vosotros sois la sal de la tierra, dice Jesús. Sin sal, la comida no sabe a nada. Sin Dios la vida no sabe, no le encuentras sentido.

Hay gente que vive desesperada en medio de las dificultades, porque le falta lo fundamental. Si no tienes a Dios, a la larga, pierdes el sentido de las cosas. Vosotros, sigue diciendo el Señor, sois la luz del mundo. Palestina es una región luminosa. Los que oían a Jesús entendían perfectamente lo que les quería decir.

Nosotros, en Andalucía, también entendemos que la luz hace falta, y que la echamos de menos cuando vienen cuatro o cinco días de lluvia seguidos. Sin luz no se ve y la oscuridad da miedo.

También, al hablar de luz, Jesús quería rechazar al príncipe de las tinieblas, a Satanás.

Pienso, que los cristianos seríamos verdadera sal y luz si rezáramos más y mejor. Si lo hiciéramos, podríamos ayudar mucho a la gente, tanto en lo material como en lo espiritual.

Una vez oí decir a una persona santa: el mundo está a oscuras, y Dios, en su bondad infinita, quiere servirse de nosotros para llevar su luz a todos los lugares. Muchos, al ver cómo se desenvuelven los cristianos de a pie en su vida familiar, en su trabajo, con sus amigos, querrán también saber el motivo de su serenidad y de su alegría en medio de las dificultades.

PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA.