Fano: ParaÉl todos están vivos.
El sacerdote diocesano y profesor de los centros teológicos de Málaga, Antonio Aguilera, ayuda a profundizar en el evangelio de este domingo.
¿Y después qué?
Este domingo, la palabra de Dios nos acerca al misterio de la resurrección de los muertos. Sin la resurrección, ¡qué triste, qué dura, qué amarga y qué cruel sería la vida del ser humano! Tarde o temprano, por un tiempo que dediquemos a la reflexión, por un golpe fuerte que nos llevamos, porque alguien nos para y nos abre los ojos, por los que sea…, nos hacemos la pregunta clave y esencial: “Y después de esta vida, ¿qué?; pasada nuestra muerte, ¿qué? Pues bien, en el evangelio de hoy (y en la 1ª lectura) se trata este tema tan importante. Según narra el evangelista Lucas, escuchamos la pregunta de los saduceos a Jesús, con sorna y burla, tratando de reírse de Él; y escuchamos la respuesta del Maestro: La mujer casada progresivamente con siete hermanos (por la “ley del levirato”), dicen los fariseos queriendo mofarse de Jesús, “en esa vida futura de la que tú hablas, ¿de cuál de los siete maridos va a ser mujer? Jesús, Maestro, con su astucia (que aquí sigue el dicho de Proverbios, 26,4: “No respondas al necio según su necedad”), no entra a la sorna y a la burla, sino que nos revela que la vida del ser humano, tras la resurrección es de otra manera, y recalca: “Que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica”. Y añade: “Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos; porque para Él todos están vivos”.
Dios, por tanto, es Dios de vida. E igual que acogió en vida eterna a Abrahán, Isaac y Jacob, nos acogerá a nosotros. Es Dios de vida, es Dios de vivos y nos quiere con Él para siempre. Sí, profesemos con plena confianza: Creo en la resurrección de los muertos.
PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA.