2.11.19

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO, 3 DE NOVIEMBRE DE 2019

FANO: TU AMOR ME HACE DESCENDER Y CRECER: CONVIÉRTEME.



El sacerdote y profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, Alejandro Pérez Verdugo, ayuda a profundizar en el evangelio de este domingo, 3 de noviembre de 2019.


Dios entra en tu casa

Dios lo puede todo porque ama y perdona a todos. Su Palabra dice algo precioso: que Dios es amigo de la vida; por eso no nos conduce a la perdición, al contrario, su verdadera grandeza consiste en su decidida apuesta por nosotros y en su incansable misericordia.

Israel había sido muchas veces infiel a la alianza pero Dios, más veces aún, cerró los ojos ante su pecado y los llamó a que cambiaran; se hizo perdón y rechazó su propia furia omnipotente, renovando la vida de su pueblo. Dios por eso es grande, por su misericordia. Misericordia que se hace carne y revelada definitivamente en Jesucristo.

Hoy lo comprobamos. Jesús se auto-invita a la casa de un no querido social, Zaqueo. Jesús lo sorprendió: lo llamó, y quiso entrar, y entró, en su casa… en su vida.

En cualquier situación la invitación de Dios puede sorprendernos. Zaqueo buscaba al Señor pero Él le salió al paso. Por encima del respeto humano Zaqueo subió al árbol. ¡Qué más da! Lo importante fue que se encontró con el Señor y le cambió la vida; pasó, de la vida muerta que llevaba, a la vida verdadera.

Jesús nos conoce, se acerca, nos llama por nuestro nombre y se auto-invita en la Eucaristía para entrar en la casa de nuestros corazones.

Ojalá y cada uno podamos decir: “hoy la salvación ha entrado en mi vida”. Ojalá y nos dejemos sorprender, también en la Eucaristía, por la misericordia del Señor, el amigo de la vida.

PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA