21.4.17

LAS LLAGAS DEL RESUCITADO



La incredulidad de santo Tomás, de Bernardo Strozzi 


La Resurrección de Jesús 
es el seguro de garantía de nuestra fe


La Resurrección de Jesús es el seguro de garantía de nuestra fe. De otro modo, el Evangelio sería una palabrería hueca. Como dijo San Pablo: «si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra predicación y vana también vuestra fe». El Evangelio, en cambio, anuncia realidades, más aún, la realidad definitiva del mundo, de la historia, de nuestras propias vidas.


A la verdad plena y última de nuestro ser la tradición cristiana la llama “Resurrección”, con esa bendita manía, aprendida de Dios, de tomarse en serio la concreta realidad de nuestra carne. El amor compartido, el socorro oportuno al que sufre, la risa limpia, la mano tendida, el cansancio por el trabajo bien hecho, la belleza extraña de tantos rostros únicos, la fiesta, la libertad de entregarse... En todo esto reconocemos una prenda de eternidad, gracias a la Resurrección de Jesucristo.

Celebrar la Pascua despierta la esperanza de nuestra propia resurrección: gracias a Cristo, con Él, como Él, junto a todos los que con Cristo apostaron por el amor. Las llagas de Cristo siguen abiertas hoy en la carne de los pobres y los sufrientes, en las situaciones humanamente irremediables. Pero es plausible apostar por la generosidad, el servicio gratuito, el sacrificio por otros, la paciencia, el perdón... gracias a las llagas del Resucitado.


 Francisco Castro Pérez. Profesor de Escatología de los Centros Teológicos Diocesanos. 
PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA.