"Venid a mí si estáis cansados, agobiados" (levanta la cabeza, tengo para ti un amor inmenso). Autor: Fano.
El sacerdote Rafael Vázquez, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo VIII del Tiempo Ordinario.
Dejarse caer
Hace unos días, dos niños jugaban en el atrio de la iglesia. Miguel, a carcajadas, se dejaba caer de espaldas mientras su hermano mayor, situado detrás, lo cogía entre sus brazos impidiendo que su cuerpo tocara el suelo. La primera vez que lo hizo me asusté desconfiando de que Bernardo fuera capaz de sujetar a su hermano. Después me dije: «Eso es la fe, confiar. Dejarse caer de espaldas, sin miedo, sonriendo, con la seguridad de que Alguien te sostendrá pase lo que pase».
Nuestra cultura occidental nos lleva a buscar siempre seguridades, a atarlo todo y tener controlado hasta el último detalle, calculando riesgos y probalidades, evitando imprevistos. Según esta lógica, Miguel debería haber llevado casco, coderas, rodilleras e incluso haber colocado una colchoneta. Es la lógica de la desconfianza y el agobio ante nuestra imposibilidad de controlarlo todo.
La fe es dejarnos caer sonriendo en los brazos del Padre que, como madre, “no se olvida del fruto de sus entrañas”, “viste de belleza extraordinaria los lirios del campo” y “alimenta a los pájaros sin necesidad de que siembren o almacenen”.
¡Cuánta gente agobiada por el futuro, adelantándose a problemas que en el momento presente no tienen capacidad de afrontar! Suelo decir: “Relee tu historia. ¿No has sentido la fuerza de Dios en tantos momentos difíciles? Si no te abandonó entonces, ¿por qué dudas de que lo hará mañana? Confía”.
PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA.