4.2.17

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO



Sal a ser sal (no seas soso). Autor: Fano.

El sacerdote José Javier García Pascual, párroco de San José de Estepona, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo V del Tiempo Ordinario.

Sal y luz


El cristiano es, según las palabras que el Señor nos dirige en el evangelio de hoy, como la sal y como la luz para nuestro mundo. “Si la sal se vuelve sosa… ¿con qué la salarán?” Si la sal no da sabor, no es útil. Si la luz no ilumina, no sirve de nada.
La característica fundamental de la luz es que convierte la oscuridad más profunda en una claridad inmensa, donde todo queda al descubierto, donde todo se ve, donde todo se puede distinguir: lo bueno de lo malo, lo justo de lo injusto.

Así quiere Cristo que sea nuestra vida. Instrumento suyo que dé claridad a las oscuridades de un mundo como el nuestro, siempre tan a oscuras; vida que deje sabor y rastro al Señor.

Jesús mismo nos dice en el evangelio que Él es la luz del mundo. No somos testigos de “otras” luces, que se apagan y no iluminan verdaderamente. Somos testigos de esa luz con mayúsculas que no se apaga, y que da sentido a la vida de la gente.

Dios nos ha dado esa capacidad de ser testigos suyos allí donde vivimos, individual y comunitariamente.

Dios quiere que todo lo que hacemos como cristianos deje rastro a Evangelio: desde las cosas más pequeñas y cotidianas hasta las más extraordinarias.

Ser sal y luz en nuestro mundo es tomarnos la vida en serio, y saber que Dios cuenta con nosotros para extender su reino de amor, de justicia y de paz. ¡Ánimo! Feliz domingo.

PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA.