29.12.18

COMENTARIO AL EVANGELIO DE LA FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA, 30 DE DICIEMBRE DE 2018



Sagrada Familia, dibujada por Fano.

El sacerdote diocesano Francisco Castro, ayuda a profundizar en el evangelio de la Fiesta de la Sagrada Familia, el 30 de diciembre de 2018.


Divina adolescencia

El Hijo de Dios, al encarnarse, hizo de cada realidad humana lugar de encuentro con el misterio. El evangelio de hoy nos hace afirmar esto también de esa tormentosa etapa, sufrida a medias entre sus protagonistas y sus padres, que es la adolescencia.

Ser adolescentes es ser sufrientes. Los adolescentes adolecen, sufren por lo que aún les falta para ser ellos mismos. Hambrientos de autonomía e identidad, a menudo se ven y son vistos como extraños, personajes en tránsito hacia su propio yo. Este crecer hasta su plena estatura no ocurre como un proceso vegetativo, sino que despierta en la persona todas las facultades de su espíritu: inteligencia, voluntad, sensibilidad... La encarnación implica que el Verbo divino eligió pasar por este proceso de crecimiento e incertidumbre. Jesús no se ahorró este trance, y sus padres tuvieron que enfrentarse, como los demás, al reto de acompañar aquellos años de tanta importancia para él. Entonces se forjaron en la mente y el corazón humanos de Jesús sus más hondas convicciones y su más alto ideal, su compasión por los pobres y su compromiso por la justicia de Dios. Tomemos muy en serio
la adolescencia, periodo de construcción de una personalidad madura. Cada familia y cada comunidad cristiana están llamadas a promover sus mejores recursos para suscitar en los adolescentes el anhelo de todo lo bueno, verdadero y bello, que les atraiga hacia su plenitud en una vida colmada por el amor.

PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA.