El sacerdote Emilio López Navas, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el evangelio del domingo 6 de agosto de 2017, fiesta de la Transfiguración del Señor.
Bajar del monte
Para comprender el relato de la Transfiguración, fiesta que hoy celebramos, es necesario tener presentes algunos pasajes bíblicos a veces olvidados. Señalemos dos que nos ayudarán a comprender este pasaje. En primer lugar, la montaña alta. En la Biblia, siempre que se habla de un monte se hace referencia a un lugar que une, de algún modo, los mundos humano y divino. En segundo lugar, la nube luminosa nos recuerda sin duda al Éxodo, donde una nube guiaba al pueblo de Israel en su camino por el desierto. En el texto que contemplamos nos habla sin duda de la presencia de Dios en aquel sitio, pero también de su cercanía. Y es que es necesario recordar cuándo tiene lugar este acontecimiento. Jesús acaba de anunciarles a los apóstoles que tiene que padecer mucho, morir y resucitar.
Parece que el shock por la primera parte les impedía entender la segunda, y vivían angustiados por la noticia de la muerte de quien se había convertido en el centro de sus vidas. La transfiguración del Señor es una muestra de su misericordia: quiere exponerles de forma clara y evidente cómo será esa gloria
de la Resurrección. Por eso todo se inunda de luz, por eso pueden decir “qué bien se está aquí”. Pero, al igual que con la Resurrección, la lógica de Jesús es que cada experiencia de encuentro con Dios ha de transformar la vida de quienes la reciben, y por eso hay que bajar del monte a contarle a todos, a su debido momento, lo que han vivido.
PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA.