El sacerdote Alejandro Pérez Verdugo, profesor de los Centros Teológicos de la Diócesis de Málaga, ayuda a profundizar en el evangelio del domingo 13 de agosto de 2017, Domingo XIX del Tiempo Ordinario.
Dios está presente en el corazón que se abre a Él
Cuántas veces hemos buscado a Dios: en el conflicto más difícil, en la inesperada desgracia que arrasa con todo (a veces incluso con la fe), cuando una vez y otra las cosas no salían como uno esperaba, ante el fuego del cansancio que quema... y, sin apenas percibirlo, nos ha salido al encuentro.
El profeta recibió la voz del Señor en la brisa suave. Horeb fue, para Elías, monte sagrado de la presencia divina. Dios está presente siempre, pero sólo se encuentra en el corazón que se abre a Él en el silencio de la búsqueda.
Buscarle para escucharle en los acontecimientos de la vida exige silencio entre tanto jaleo; reclama oración y un lugar; y requiere fe, porque Jesús nos propone un camino que recibe muchos vientos contrarios.
Pedro, ante la fuerza del viento, sintió el miedo que impide avanzar. El miedo hunde la vida cristiana, que es aventura de amor ilimitado, hasta la cruz. Hay que confiar y exclamarle: “¡Señor sálvame!”. No atendamos a otros vientos, sino al soplo del Espíritu y, siempre, con la mirada en el Hijo de Dios.
Su presencia viene al altar. Sale a nuestro encuentro en la tempestad que viven unos y en la brisa de otros, para ser el Señor de todos.