13.3.20

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO III DE CUARESMA


Fano: Caminamos sedientos buscando el agua viva.

El párroco de Stella Maris José M. Fernández Camino OCD ayuda a profundizar en el evangelio de este domingo.


Dame de beber

Este año nuestro itinerario cuaresmal nos invita a reflexionar sobre el compromiso que adquirimos en el bautismo. Por eso, después de los relatos de las tentaciones y de la Transfiguración, este domingo nos presenta la simbología bautismal del agua a través del diálogo de Jesús con la Samaritana. Jesús ayuda a la Samaritana a profundizar en su realidad y a descubrir los deseos más hondos que habitan en su interior. Pasa de la constatación de una situación material, tener sed, a una realidad más profunda que satisface más plenamente lo que más falta: “Señor, dame esa agua”. Hemos alimentado la vida con espejismos de oasis inexistentes y hemos buscado agua en cisternas agrietadas. La realidad de la Samaritana es que “has tenido ya cinco, y el de ahora no es tu marido”. Este hecho nos ha llevado a malgastar las fuerzas en un empeño inútil, porque siempre hemos vuelto a tener sed. Jesús nos ofrece un agua viva que va a satisfacer nuestra sed definitivamente. El surtidor de esta agua está en nuestro interior. Es hora de abandonar nuestro cántaro y dejar que Jesús nos llene el corazón del agua que da vida, que da el gozo de vivir, que sacia nuestra sed de felicidad. Ya no se trata de si hay que adorar a Dios en Jerusalén o en el monte Garizim, o que importa es la fe profunda que fundamenta una verdadera relación de amor, porque Dios se ha hecho cercano al hombre, tan cerca que está dentro de nosotros. Deja que el agua de Jesús recorra tu tierra reseca, que su luz aleje tus oscuridades, que su paz haga desaparecer de ti todo temor. Él es la fuente de la fuerza, del entusiasmo, de la vida.

PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA