"Ante el dolor EFFETA escucha!!!!" (Dibujo de Fano).
La periodista Ana Medina, profesora de los Centros Teológicos de la Diócesis, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo XXIII del Tiempo Ordinario (Ciclo B).
El silencio y la Palabra
Jesús recorre las tierras del norte de Galilea, llegando incluso más allá de las fronteras de Israel, donde su fama se extiende rápidamente. Allí es seguido por la multitud, que le presenta a un hombre sordo y tartamudo. Aunque viene rodeado por la muchedumbre, Jesús se lo lleva aparte. El milagro acontece en el encuentro a solas con el Hijo de Dios. Así, el que vive en el silencio se encuentra, frente a frente, con Aquel que es la Palabra. «Vuestro Dios viene en persona y os salvará» nos ha dicho Isaías en la primera lectura. Y así lo experimenta aquel hombre en carne propia.
La actitud de Jesús hacia él es de profunda cercanía. Podría decirse que estamos ante una sanación “en lenguaje de signos”. Jesús, en lugar de imponer las manos al sordo o dirigirle unas palabras, mete los dedos en sus oídos y toca con saliva su lengua. ¿Eran necesarios estos gestos para la curación, o está queriéndole “traducir” Jesús el momento de su encuentro con Dios, para hacerle partícipe en plenitud de la acción del Padre sobre él?
También nosotros podemos tener hoy los oídos taponados y la lengua trabada, encerrados en el círculo vicioso de escucharnos sólo a nosotros mismos, incapaces de comprender y de dirigirnos al otro. Solo en ese encuentro con Jesús, en el silencio orante, se desvanece ese otro silencio que es incomunicación, y resuena la Palabra de Dios (“¡Effetá!”) que convierte nuestra vida en un canto de Amor.
PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA.