"Pon tus palabras en mi boca". Autor: Fano
El sacerdote Alberto Ruiz, Oblato de María Inmaculada, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario.
Que nadie os engañe
Nuestra primera reacción, casi espontánea, al escuchar un año más las lecturas de los domingos finales del año litúrgico, suele ser el temor. La época que nos ha tocado vivir, calificada en ocasiones como de la imagen, hace que nuestra mente, favorecida por los espectaculares avances de los efectos especiales del cine, visualice con asombroso realismo las descripciones realizadas por Jesús en el Evangelio de hoy. Unido a esto, el mayor conocimiento de los acontecimientos de nuestro mundo, guerras y catástrofes, mediante los medios de comunicación, con fotos y vídeos mostrando lo ocurrido en directo, nos ponen en el riesgo de lo que el Señor quiere evitar: cuidado con que nadie os engañe. Y es que, ¿toda esta apariencia puede ocultarnos algo importante?
Al menos dos elementos esenciales de nuestra fe podrían quedar oscurecidos. En primer lugar, siempre estamos tentados de olvidar lo que hemos celebrado con gozo durante todo este Año Santo que vamos a terminar en la solemnidad de Cristo Rey: la misericordia de Dios. El miedo provocado en nosotros por lo anteriormente señalado, nos sitúa en muchas ocasiones ante el Dios juez más que ante el Dios Padre. Ojalá este Año Jubilar no pase en balde en nuestra vida de fe, para seguir alentando una segunda e importantísima característica, susceptible de quedar hoy también oscurecida: la perseverancia. Ésa con la que Jesús afirma que salvaremos nuestras almas y que nos hace ser testigos de la hermosa y constante presencia del Espíritu de Dios en nuestro mundo, aunque a veces parezca lo contrario.
Publicado en el blog de la Diócesis de Málaga.