Comentario
al evangelio del
Domingo XXIII del Tiempo Ordinario
El sacerdote Gabriel Leal, vicario para la Acción Caritativa y Social, ayuda a profundizar en el evangelio del Domingo XXIII del Tiempo Ordinario.
La vida de discípulo
Camino de Jerusalén, Jesús se dirige a la multitud que le acompaña indicándoles tres condiciones necesarias para ser discípulo:
Jesús pide subordinar los vínculos familiares, e incluso “a sí mismo”, al discipulado y a la misión que implica. No se trata de destruir los vínculos familiares y la propia vida, sino de vivir todo en función del seguimiento de Jesús, que debe ser siempre lo primero.
La segunda exigencia, “cargar con su cruz” equipara al discípulo con el Cirineo, a quien Lucas dice que ponen la cruz de Jesús para que la lleve tras Él. Esta cruz consiste en seguir a Jesús, desde los que somos, asumiendo pacientemente los límites y defectos personales y, sobre todo, el sufrimiento, la marginación e incluso la muerte, a la que frecuentemente condenan por ser discípulos de Jesús.
La última exigencia resalta la actitud radical de disponibilidad que se requiere: la renuncia a todos los bienes materiales.
Jesús ilustra con dos ejemplos la seriedad del seguimiento: una persona que quiere edificar unatorreyunreyquevaala batalla. Con ellos Jesús invita a plantearse con seriedad los costes y riesgos que entraña la vida de discípulo, antes de tomar una decisión tan comprometida.
Jesús no quiere desanimar a sus posibles seguidores: nada más lejos de la realidad. El Maestro invita a una radical vinculación personal con él, que permite asumir de una forma nueva, más plena y fecunda, las relaciones familiares, la propia vida y el uso de todos los bienes.
PUBLICADO EN EL BLOG DE LA DIÓCESIS DE MÁLAGA.