San Joaquín, según la tradición, fue el padre de la Virgen María y marido de Santa Ana.
De san Joaquín se sabe que era natural de Nazaret.
En un texto apócrifo, Joaquín es descrito como un hombre rico y piadoso que donaba bienes regularmente a los pobres del templo de Jerusalen. Como su esposa era estéril, las autoridades religiosas ordenan sacrificios a Joaquín, al considerar que la esterilidad es un signo de descontento de Dios.
Joaquín entonces decide retirarse al desierto, donde practica penitencia durante cuarenta días. Después de ese tiempo, unos ángeles se aparecen ante Joaquín y Ana -quien se encontraba en Jerusalén- y les prometen el nacimiento de un hijo. Entonces Joaquín regresa con su esposa.
San Joaquín es el santo patrón de numerosos pueblos en Hispanoamérica, España y las Filipinas. Su festividad, junto a la de su esposa Santa Ana, se celebra el 26 de julio, tras la reforma del calendario litúrgico.