19.1.19

COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO II DEL TIEMPO ORDINARIO, 20 DE ENERO DE 2019


Fano: Nuestra tarea es llenar las vasijas de agua, sabiendo que solo por Jesús se convertirán en el vino de la alegría.


José Luis Bellón, párroco de Alozaina, Tolox y Casarabonela, ayuda a profundizar en el evangelio del domingo II del Tiempo Ordinario.


El vino del amor eterno

Quizás no encontramos con qué celebrar las cosas que nos pasan en la vida. ¿Cómo reconocer sus maravillas? Tendríamos que beber demasiado vino malo, para creernos felices sin pensar en encontrar lo bueno de nosotros mismos y de los demás. No deberíamos depender de lo que tengamos, sino de lo que seamos. Ricos de dinero, son pobres de fe y amor; pobres según los criterios del consumismo, son en realidad ricos en verdadera alegría y nos dan lecciones de un amor con solera. Él vino para emborrachar el alma con amor lleva esta etiqueta: No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

Hoy, sentados de nuevo a la mesa de la boda, no somos anónimos, sino invitados tal y como somos. Dios nos embellece con el traje de nuestra fe y el anillo que hereda el perdón; nos engalana con el mismo y único Espíritu que obra todo en todos. Convencidos y seguros en su amor eterno, nos ponemos a rezar junto a la Virgen, delante del Altar, donde nuestro Maestro, el Señor Jesús, está sentado junto a nosotros, no siervos, sino amigos. Miremos con amor al esposo fiel que ama tanto que, en su hora, da su vida a la esposa, a la Iglesia. No nos queda vino si no reconocemos lo mejor de los otros aún en medio de tantos defectos y dificultades. No nos queda vino, cuando nos instalamos en el juicio de los demás y no usamos el mejor carisma de la fe confiando en Él. Si crece nuestra fe en Él, la justicia y la paz se besan, la verdad y la misericordia se unen, y comprobamos como Él actúa.

Lo dice la mejor invitada: haced lo que Él diga. Dios provee siempre, llena tus tinajas.

PUBLICADO EN DIÓCESIS DE MÁLAGA.