El nacimiento de san Juan Bautista está narrado en la Biblia, en el Evangelio de Lucas, capítulo 1, porque Juan el Bautista vivió en la misma época de Jesús, es más, nació pocos meses antes que él y era su pariente, ya que Isabel, era la prima de María.
El padre de Juan se llamaba Zacarías, era sacerdote del templo, y un día se le apareció un ángel del Señor para anunciarle que a pesar de su vejez y de la de su mujer, iban a tener un hijo al que llamarían Juan y que sería muy especial, porque sería el “Precursor”, es decir, el que anunciaría la conversión y prepararía el camino para la llegada del Salvador.
Juan fue santificado en el vientre de su madre cuando la Virgen María, embarazada de Jesús, visitó a su prima Isabel, según el Evangelio de Lucas.
El hijo de Isabel y Zacarías nació y creció junto a sus padres. Luego vivió en los desiertos hasta el día que se dio a conocer a los Israelitas. El Evangelio de Marcos y el de Mateo dicen que la ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello, que se la sujetaba al cuerpo con un cinturón de cuero, y que comía langostas y miel del monte.
Recibió el nombre de “Bautista” porque su misión, según lo narran los cuatro evangelios, consistía en proclamar la venida del Salvador mediante la conversión de los pecados y el bautismo de conversión en las aguas del río Jordán. Mucha gente se acercaba para escucharlo, para confesar sus pecados y ser bautizados.
Juan reconoció a Jesús cuando éste fue a pedirle que lo bautizara en el Jordán. Lo bautizó y reconoció su grandeza, reconoció que entonces su misión había llegado a su fin, que él debía disminuir para que Jesús creciera (Jn 3, 30).
Efectivamente así sucedió, Jesús comenzó su misión pública y al poco tiempo metieron a Juan en la cárcel porque se había animado a decirle al gobernador Herodes que no estaba bien que se casara con la mujer de su hermano. Esa mujer se llamaba Herodías, y fue ella quien pidió y logró que a Juan lo mataran cortándole la cabeza cuando estaba encarcelado. Sucedió así: la hija de Herodías, en el día de cumpleaños de Herodes, bailó y agradó tanto a Herodes que éste juró darle lo que pidiese. Ella, aconsejada por su madre, le pidió la cabeza de Juan el Bautista. Herodes se entristeció, pero, por el juramento hecho, mandó que le cortaran la cabeza a Juan el Bautista. Los seguidores de Juan buscaron su cuerpo y lo enterraron (Mt 14, 1-12 / Mc 6, 14-29 / Lc 9, 7-9).
Jesús dijo de Juan el Bautista: «¿A qué salieron? ¿A ver un profeta? Sí, de veras, y a uno que es mucho más que un profeta. Juan es aquel de quien dice la Escritura: “Yo envío mi mensajero delante de ti, para que te prepare el camino.” Les aseguro que, entre todos los hombres, ninguno ha sido más grande que Juan el Bautista» (Mt 11, 9-11).
Juan Bautista es uno de los únicos santos al que se le celebra en el calendario litúrgico el día de su nacimiento (la otra es la Virgen María).