Hoy, día 17 de Noviembre, la Iglesia celebra y recuerda a
Santa Isabel de Hungría.
Isabel se quedó viuda siendo aún joven, dedicó su riqueza a los pobres, construyó hospitales.
A partir de su canonización en 1236 se convirtió en un símbolo de caridad cristiana para toda Europa, extendiéndose su culto muy rápidamente y profundamente desde los territorios germánicos, polacos, húngaros, checos, hasta los italianos, ibéricos y franceses.
Santa Isabel se suele comúnmente representar como una dama vestida con ropas reales y corona cargando un cesto lleno de rosas. Esto es una alegoría al milagro de las rosas que ocurrió cuando estaba obsequiando pan a los pobres y fue sorprendida por su cuñado Conrado de Turingia. Para que no tuviese que mentir, o fuese castigada por el noble germánico, según la leyenda Dios hizo convertir el contenido del cesto en rosas.
Igualmente es común hallar representaciones de Santa Isabel, donde está rodeada de gente pobre o enferma, aunque casi como motivo fijo se halla el cesto lleno de rosas o de hogazas de pan.